El origen de los credos

Si usted fuera un cristiano viviendo en la gran ciudad portuaria de Alejandría, Egipto, en el año 320, su vida estaría probablemente llena de emoción. Menos de 10 años antes, el gran emperador Constantino había derrotado a sus enemigos, terminó con la persecución romana de los cristianos y le otorgó al cristianismo el estatus de una religión favorecida. Ya no tenía que temer el arresto, la tortura o el encarcelamiento simplemente por ser un creyente en Cristo.

Por toda la ciudad, las iglesias y los creyentes estaban emergiendo de la única vida que habían conocido — el miedo a la oposición— y disfrutando del aire fresco de la libertad. Alejandría era famosa por su rica tradición de pensadores cristianos; ahora más que nunca, los hombres consideraban y expresaban su fe. Y así, aunque fuera el discípulo más humilde de la ciudad, sabría algo de los debates que pronto comenzaron a girar alrededor de la comunidad creyente. Un presbítero muy respetado — un hombre maduro y experimentado que era un predicador capaz y un pastor popular — empezaba a tener un serio conflicto con el obispo de la ciudad.

El desacuerdo era doctrinal, y tenía todo que ver con la persona y obra de Jesucristo. El presbítero, Arrio, usó su popularidad y habilidades para difundir su doctrina a través de la población cristiana. Uno de los métodos utilizados entre la gente era una serie de coros cortos, cantados o entonados por jóvenes y viejos, que expresaban la doctrina particular de Arrio. ¡Fue un método brillante! La Escritura dice que debemos enseñarnos unos a otros en Salmos, Himnos y Cantos Espirituales—y esto es lo que hicieron los seguidores de Arrio.

Uno de sus coros es sorprendentemente ilustrativo de su doctrina y método. Siendo una ciudad de habla griega, el coro estaba en griego, y consistía en sólo cinco palabras, sólo 7 sílabas en total (un coro perfecto). La primera palabra y la última son iguales, mientras que la segunda y la tercera riman: "ην ποτε ὁτε ουχ ην" (ēn pote hote oukh ēn). Se puede escuchar que es lírico y simple. Un autor dice que fue cantada una y otra vez, en la iglesia y diariamente en las calles de la ciudad por aquellos que creían en su doctrina.

¿Qué significa? Es algo difícil de traducir exactamente al español, pero es algo así: "Había [algo] cuando Él no era". Repetidamente, en la iglesia y en la ciudad, la enorme comunidad de seguidores de Arrio cantaba este y otros coros similares para enseñar, promover y fortalecer su visión.

El "Él" es Jesucristo—"Había [algo] cuando Cristo no era". Este pequeño cambio en la redacción hace que el coro sea un poco más sorprendente, y tal vez más fácil de entender para nosotros. En el sistema doctrinal de Arrio y sus seguidores, Jesucristo, por muy grande que sea, es un ser creado, traído a la existencia por el poder del único Dios verdadero. Es el primogénito de toda la creación— seguro más grande que el resto, pero aun así— un ser creado— no una deidad. En algún momento de la eternidad, Dios creó a Jesucristo. El coro era una herramienta de enseñanza, una pieza de propaganda de la doctrina de Arrio.

A medida que esta enseñanza crecía y se extendía, se le opuso el obispo de Alejandría—Alejandro (I). El comprendió la seriedad de la enseñanza y sus implicaciones, por lo que realizó una investigación pública sobre el asunto. Esto resultó en la suspensión de Arrio de su ministerio. Pero eso fue sólo el comienzo del problema... ¡Un problema que duraría otros 70 años!

Arrio tenía amigos poderosos fuera de Alejandría. En 324, cuando Constantino se convirtió en el único gobernante de Occidente y Oriente, buscó desarrollar relaciones favorables con los líderes cristianos del oriente. Entre ellos estaban los mayores partidarios de Arrio, que apelaron al Emperador para que interviniera y restaurara a Arrio en su posición en la iglesia Alejandrina. Los sentimientos en todo el imperio eran muy elevados. Hubo un gran debate, maniobras políticas y desorden eclesiástico.

Viendo esto, Constantino convocó un concilio, que se celebraría en Nicea en 325 bajo su control personal. Con la asistencia de unos 220 obispos, este ha sido llamado el primer gran concilio de la iglesia. A través de mucho debate, 218 de los obispos adoptaron un credo completamente ortodoxo, y el arrianismo— al menos por el momento— parecía haber sido derrotado.

Hay dos versiones de este credo, una más corta y otra más larga. El Credo Niceno (propiamente dicho) proviene del Concilio de Nicea en el año 325 d.C. y es la versión más corta; una versión revisada y ampliada (que es el credo más común hoy en día) proviene del Concilio de Constantinopla en el año 381. La forma original del credo tenía la intención de proteger la deidad de Cristo; la segunda versión ampliada habla más directamente a la persona y obra del Espíritu Santo.

Este credo está profundamente arraigado en el texto de las Escrituras. Los autores se comprometieron con la autoridad de la Escritura, y buscaron minar sus profundidades y expresar su doctrina cuidadosamente. Aquí está el Credo revisado como se encuentra en Credos de la Cristiandad,de Schaff:

Creemos en un solo Dios, el Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, y de todas las cosas visibles e invisibles.

Y en un solo Señor Jesucristo, Hijo unigénito de Dios, engendrado del Padre antes que todos los mundos, Luz de Luz, Dios mismo de Dios mismo, engendrado, no creado, siendo de una sola sustancia con el Padre; por quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres, y por nuestra salvación, bajó del cielo, y se encarnó por el Espíritu Santo de la Virgen María, y se hizo hombre; fue crucificado por nosotros bajo Poncio Pilato, y sufrió, y fue enterrado, y al tercer día resucitó, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la diestra del Padre; de allí vendrá otra vez, con gloria, para juzgar a los vivos y a los muertos, cuyo reino no tendrá fin.

Y en el Espíritu Santo, el Señor y Dador de vida, que procede del Padre, que con el Padre y el Hijo juntos es adorado y glorificado, que habló por los profetas.

En una sola y santa Iglesia católica y apostólica, reconocemos un solo bautismo para la remisión de los pecados, esperamos la resurrección de los muertos y la vida del mundo venidero. Amén.

El Credo Niceno es aceptado por todas las ramas del cristianismo ortodoxo, y sus doctrinas se consideran definitivas. Si alguno parecía introducir una nueva doctrina, era examinada de acuerdo a la Escritura y al Credo Niceno Constantinopolitano, y se le instaba a conformarse a ella.

El original se ha publicado en el sitio web de Reformation21 , que puede encontrarse en la siguiente dirección: Aquí.

James Renihan

(Phd, Escuela de Divinidad Evangélica Trinidad) es Presidente y Profesor de Teología Histórica en el Seminario Teológico IRBS, Mansfield, TX. Su trabajo académico se ha centrado en la Segunda Confesión Bautista de Londres y su contexto teológico puritano más amplio. Ha sido publicado en muchas revistas y es autor de múltiples libros, entre ellos "Edification and Beauty", "A Toolkit for Confessions", "True Love" y "Faith and Life for Baptists".

Traducción: Nataly Pouzet.

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